martes, 27 de octubre de 2009

Ropa egipcia


Como parece que ya se decidió a llegar el calor (¡y cómo!), estoy en plena etapa de terminar de lavar la ropa de invierno, para guardar en cajas en la parte alta del vestidor. Y hay una campera de duvet que me hace dudar. ¿Cómo se lava? ¿Puede ir al lavarropas? ¿Se puede centrifugar? ¿O hay que mandarla a la tintorería?

Busqué entonces la etiqueta con simbolos de las indicaciones, y había cuatro dibujitos:
- una cubeta que dice 40
- una plancha tachada
- un triángulo tachado
- un círculo tachado, inscripto en un cuadrado

No hay que ser Einstein para deducir que en este caso, hay que lavar la prenda a una temperatura de 40 º, y que no se puede planchar. Hasta ahì, todo genial. Ahora quisiera saber qué significan el triangulito y el circulito. Sin duda, como estàn tachados, de eso ¡no se puede!

Me puse a mirar otras prendas, a ver si traían al menos alguna indicación escrita. Las más generosas son "las de la pipa", donde una remerita puede llegar a tener cuatro o cinco etiquetas casi tan grandes como toda la prenda, y con varias leyendas. Aunque para desgracia, vienen con màs indicaciones que dibujos. Algunos se deducen, otros, sólo sirven para oscurecer el panorama. Ciertas marcas, para complicar màs la situación, vienen con los íconos y las instrucciones bordados, y la letra es tan chiquita y apretada que parece Braille, pero sin el relieve. Imposible de decodificar.

Tras varias tareas de investigación, descubrí que el triangulito significa CLORO (lavandina, para nosotros). Otros, usan uno más fácil: un triangulito con la abreviatura Cl. Si se acuerdan de las clases de la imbancable profesora de química, sabrán que Cl es cloro. Misterio develado, pero por un rato. En algunas etiquetas, ese triangulito está pintado de negro, y significa que se puede agregar suavizante a la prenda. Y así, triangulito blanco, es CLORO. Triangulito negro, ¡es SUAVIZANTE!

Y hay más: el círculo parece ser limpieza a seco, y si tiene una raya debajo, significa limpieza a seco, con restricciones. Es tan, pero tan claro, que hasta un niño lo puede entender. ¿Quieren más? Un círculo con un punto en el medio, inscripto en un cuadrado, es, obviamente, CENTRIFUGADO SUAVE.

El tema de la plancha es otra pesadilla. Auque el ícono es por demás explìcito, para algunas marcas, la plancha con dos puntitos adentro significa TIBIA. Para Levi’s, dos puntitos es CALIENTE. ¿Y la plancha con tres puntitos entonces qué significa, que estamos en el infierno? ¿En qué quedamos, muchachos?

Luego de tanta pesquisa, logré descifrar el misterio del cìrculo inscripto en un cuadrado. Evidente: SE PUEDE SECAR EN SECARROPAS. Menos mal, ahora sé què tengo que hacer con mi campera de duvet.

Les presento ahora las peores de todas: una especie de sobre con solapas redondeadas, quiere decir SECAR COLGADO, pero otros fabricantes, lo traducen como COLGAR A LA SOMBRA. Y el primero entonces, ¿por què no trae el dibujito del sol?

El ícono del cuadrado con rayitas, que parece la rejilla del baño, significa TENDER SIN ESCURRIR, pero algùn demente tambièn puso en una etiqueta SECAR COLGADO. (¿No era el del sobrecito?)

Y el último tormento, es un cuadradito con una raya en el centro. Obviamente, es SECAR EN PLANO HORIZONTAL SIN TENDER. De solo mirarlo, uno ya se da cuenta. ¿Más claro? Echale agua. O mejor no, por si se nos moja la ropa de nuevo.


Luego de este breve instructivo, estoy en condiciones de lavar todo tipo de prendas. Y ya soy una experta en egiptología, aunque un poco mareada de tanto leer jeroglìficos. Pero ante tantas contradicciones, sólo quiero suplicar a los fabricantes de indumentaria: Por amor a Horus, Isis y Osiris ¡pònganse de acuerdo, por favor!

sábado, 3 de octubre de 2009

Leyes de tránsito


Escribo esto desde Ushuaia, mientras miro nevar desde la ventana. ¡Qué lindo es tomarse unos días de vacaciones! Me gusta llegar y ocupar los placares y cajones vacíos, o disponer todo el arsenal de cosmética y perfumería en los estantes del baño.

Estamos con un grupo de amigos, lo que hace que todo sea bullicioso y divertido. Las cenas son dignas del canal Gourmet: panes tibios (muchos) untados con pastitas sutiles y gustosas. Vinos requete ricos (muchos) que te impiden rechazar el refill de la copa. Entrada, plato, postre, café, masitas (muchas). A todo decimos que sí, para volver rodando hacia el hotel, con la panza llena y el corazón contento. Y así durante un par de noches. Todo fantástico, ¡qué geniales que son las vacaciones! (¿ya lo dije, no?).

Pero ellos, los hombres, cada mañana parten con su libro, revista o diario, a reflexionar mientras alivianan sus tripas, su organismo, su conciencia. ¿Nosotras? Miramos la tele y hojeamos la revistita, esperando inútilmente el llamado de la naturaleza. Lamentando una y mil veces haber ordenado esos fettuccini a los cuatro quesos. Es que los hombres no extrañan ni su cama, ni su almohada ni su baño. Para nosotras, en cambio, la geografìa incide directamente sobre nuestras hábitos más íntimos. Y ese lugar que nos es tan ajeno, no propicia para nada la liberación de la mente, entre otras cosas.

Después de todo un día de ski o excursiones, ¡otra vez tenemos hambre! Y el programa es ir a aquel restaurante de los mariscos imperdibles. Pero hoy elegimos de la panera los bollitos integrales, por eso de la fibra. ¿La pastita para untar tiene queso? Pasamos. ¿El vino estriñe? Por las dudas, agua mineral.

El mozo recomienda el risotto di mare, especialidad de la casa. Todos al unísono dicen "yo quiero eso". Nosotras reaccionamos como si estuvieran hablando del hijo de Bin Laden y Yiya Murano. Y elegimos el salmón grillé con vegetales ídem: mucha fibra. De postre, ensalada de frutas: más fibra. Y así rumbeamos a dormir, casi deslizándonos por la calle con suavidad, con la conciencia tranquila y el interior fibroso. Los demás van pesadamente calle abajo, contentos y ensayando cantitos de cancha.

Las noches se suceden más o menos parecidas, aunque variando el menú: hoy cordero, mañana merluza negra, pasado cazuela de centolla. Más los panes, los vinos, las masitas. Pero nosotras, ¡meta fibra! Tanto que ya estamos a punto de engullirnos los individuales de bambú, a ver si ayuda.

Y llega el momento feliz en que el cosmos resuelve favorecer a nuestros intestinos. El tránsito lento, hasta hoy paralizado por una serie de piquetes gastronómicos, decide comenzar a circular. Al cuarto día de “Atrapados, sin salida”, algo pasa. ¡Aleluya, hemos derrotado al enemigo!

Pero ¿es que en estos días habremos mutado en cabras? ¿En "eso" se convirtió todo lo que comimos? Y bueno, peor es nada. Y con gran satisfacción y calma espiritual (e intestinal), volvemos a pensar en los pancitos de la otra cuadra. Eso de la levedad del ser, es sin duda algo muy bueno; Kundera no entendía nada sobre leyes de tránsito.