miércoles, 17 de febrero de 2010

Enamorados manipulados


El sábado estuve en Sótano Beat con un grupo de amigos. La idea era festejar San Valentín, que empezaba a las doce. Ya sé eso de que es comercial, bla, bla, bla, pero esas fechas son también una buena excusa para juntarse a festejar, ya sea el día de los enamorados, el día del amigo o el día del asado. (Sobre este último, ya que estamos y por si no lo leyeron, copio parte de la solicitud que certifica que en efecto, fue presentado como proyecto por un sorprendente diputado nacional oficialista.)
Nº de Expediente 7251-D-2006 Trámite Parlamentario 187 Sumario: INSTITUIR COMO DIA NACIONAL DE LA PARRILLA AL PRIMER DOMINGO DEL MES DE OCTUBRE DE CADA AÑO. Firmantes WEST, MARIANO FEDERICO. Artículo 1°.- Institúyase el primer Domingo de Octubre de cada año como "Día Nacional de la Parrilla", a fin de promover el reconocimiento permanente de nuestra tradición asadora.

Pero el tema era otro: el festejo del sábado consistió en cena, show y DJ. El espectáculo fue de 4 BeatleBand, una banda tributo que me pareció muy buena. Tengo que confesar que a mí los Beatles me cansaron un poco, pero sepan entender: soy hija única, no tenía, por ende, hermanos con quien jugar o pelear. La tele empezaba después de las 11 y había pocos programas para chicos. Entonces me pasaba el día escuchando el álbum rojo y el azul, y conozco las canciones para arriba y para abajo, porque gasté los discos de tantas veces que los escuché. Necesito un largo descanso beat, pero de verdad que estos chicos son buenos.

Todo marchaba OK. el sábado; el problema empezó cuando a algunos de otras mesas se le ocurrió ponerse a bailar en medio del concierto. Un señor de mi mesa se rebeló, y dijo, amenazando con el dedito fuck you que ni loco pensaba ir a bailar con esos imberbes de la edad de su hija. Todo para que después digan “ay, mirà cómo hicimos bailar a los viejitos”. (Igual después lo hizo, cuando el DJ empezó con su retro-selección de Sabú, Leonardo Fabio y Juan Marcelo).

La noche en Sótano Beat fue un éxito, y la gente tenía la mejor onda. Bailaban lo que les ponían, desde un chamamé - que salticaban agarrando a la compañera con la manito para atrás – hasta una zamba cantada por la Sole, donde revoleaban la servilleta a modo de pañuelo. Creo que si después ponían “El lago de los cisnes”, empezaban nomás a hacer el pas de quatre, ya que la gente estaba divertida y totalmente compenetrada con cada ritmo.

Por un momento me molestó sentirme un poco manipulada. Un DJ avezado sabe con qué temas levantar la fiesta, cuándo la gente hace los pasitos, baila un simil flamenco o hace pogo. Es casi seguro que todos hacemos las mismas payasadas cada sábado, cuando empieza Salta pequeña langosta. Y de pronto sentí cierto recelo de ser obvia, y bailar el flamenco del toro enamorado de la luna aplaudiendo como supongo que lo hará una bailaora de las de verdad.

Pará, parà, parà - me dijo mi otro yo interno entrenado en el psicoanalista - dejate de joder con eso. ¿Cuál es el problema de seguir la corriente? Es mil veces mejor bailar y divertirse que estar pensando noquierosercomounavacaquellevandelanariz.

Definitivamente, es mucho más divertido ser obvio y previsible, saltar, cantar como Madonna, bailar como Michael Jackson, revolear las manos con el no culpes a la playa de Luis Miguel y hacer el pasito del Club Med. Así que fui obvia y previsible, y me dejé manipular mansamente. Por suerte me divertí mucho, y el señor del dedito fuck you también. Es que para momia, ¡tenemos toda la eternidad!
Otra cosa: la de la foto soy yo con mi tío Oscar. El modelito se ve muy retro ¿no? La campera era de "piel de mono", una cosa muy rara que me habìan traìdo de un viaje. Color verde petróleo, o sea que no era de un mono de verdad, tal vez uno de peluche. Lo aclaro porque no hay monos verdes, todavìa.